El asado uruguayo, el más grande: me refiero al que más amor se le dedica y lo mas tradicional de nuestro país. Cada asado es una historia, es una reunión de amigos. No es sólo carne a la parrilla como muchos piensan. El asado es discusión, tiene aplausos, tiene brindis. Comienza en cualquier momento, en cualquier lugar. Termina, no se sabe. Quizás nunca termina. Puedo seguir contando un poco más: falta whisky, el vinito con la picadita de la previa, el queso provolone, el truco, el pancito tostado a la parilla, el que grita: "tirate una morcilla", el que te canta "Flor", el que te dice re truco. No nos olvidemos del que pone el tambor: escuchar el chico, el repique, un piano. Colocando las brasas debajo de la parrilla, comienza a venir el olorcito de la grasa cayendo. Ya se empieza a oler. Se comienza a degustar una rica pamplona, que no es más que un pollo relleno, envuelto en grasa de cerdo: un boccato di cardinale. Los chinchulines ,las mollejas bañadas en limon, las morcillas listas para picar, los chorizos que se van quebrando y el choto que no puede faltar. La verdad del asado, simplemente uruguayo: una delicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario